Rodas, 10 de septiembre
Ha cambiado la luz, esto es septiembre.
(Carlos Marzal, Metales pesados)
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VERSOS POCO SERIOS
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Es verdad, es septiembre,
por la mañana el viento se ha vuelto fresco,
los turistas apenas merodean ya entre los puestos
en esta Pedraza segoviana del Egeo.
Terrible plaga la de los hijos del verano;
cuando todo el mundo pueda viajar
habrá que quedarse en casa, será imposible ser viajero,
habrá entonces que buscar
otros quehaceres donde la multitud
no sea un problema,
un abrirse paso en el metro.
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A la sombra de un plátano,
un bocadillo de jamón y queso
y medio litro de cerveza
con que hacer justicia
a la obligada abstinencia musulmana,
componen hoy mi almuerzo.
Comparto la sombra
con dos jubilados,
de esos que ya pueden viajar como yo
ajenos al trabajo y al tiempo.
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Las guapas buscan la sombra
o lucen su contoneo,
fantástico espectáculo
como para hacer desear al viajero
convertirse en brisa
y burlar esa dichosa manía
de transformar en castillo inexpugnable un cuerpo.
Una novelista que no me gusta,
Rosa Montero,
nombraría estas cosas
con el apelativo de patético.
Todo vale en un país libre (es cierto)
no pasa nada
dejemos a cada loco con su tema
mirar de soslayo
o soñar con un beso.
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Dos italianos miran también,
-un deporte, como se ve-
envueltos en la misma brisa,
la de los besos.
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Enfrente un griego de melena entrecana
vende bocadillos por dos euros,
e inclinada a su lado sobre el puesto,
una chica de buen ver y falda corta,
como un capitel de seda
arriba de dos fustes esbeltos
deja ver sus bragas blancas
por donde asoma cierto pelillo moreno.
¡ay, mi anillito de plata!
¡ay, ay mi chochillo moreno!
.
Las calles de Rodas
son un bellvedere completo,
Una pena que las uvas estén verdes
y el monte acaso tan lejos.
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Carajo,
qué bonita está la calle,
los ancianitos, los italianos, el griego,
el otoño que va viniendo.
Aparte usted un poco, hombre,
que no me deja ver la calle,
ni el anillito plomado,
ni el bordado, na, ni siquiera
la sombra de terciopelo negro.
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Ah, sí, ha cambiado la luz,
esto es setiembre,
pronto llegará el invierno.
Hola Alberto. ¿Te has convertido en el eterno viajero y no regresas aunque estés en el camino ?
ResponderEliminarUn abrazo Magdalena
Hola, Magdalena
ResponderEliminarMe alegro de encontrarte de nuevo por aqui. Si el viaje continua. So;e con una Rodas en donde el turismo hubiera empezado a volar. queria remomorar cierta experiencia anterior, pero me tropece con un gentio a veces dificil de atravesar. En cualquier modo el Egeo es hermoso; tambien tiene la culpa los recuerdos de viejas lecturas homercas.
Un saludo